7.9.10

¿Quién paga la gasolina en Venezuela? -- ¡Los pobres!

ÁNGEL GARCÍA BANCHS Es bien conocido que llenar el tanque de gasolina de un carro promedio en Venezuela implica gastar menos de 1 dólar y, por tanto, que en nuestro país el precio de la gasolina es menor que el del agua embotellada y, por supuesto, menor que en la mayoría de los países del resto del planeta en donde ronda los 30-55 dólares por tanque lleno.

Lo que es poco conocido es quién en Venezuela termina pagando por tal diferencia o subsidio, y cuáles son los costos del mismo.

En relación al costo del subsidio su estimación es algo difícil. Pero digamos, en general, que éste depende del costo de oportunidad de vender la gasolina al precio internacional y, por tanto, que fluctúa con el precio del crudo determinado en el extranjero, al igual que con el tipo de cambio determinado por el Gobierno. En todo caso, las estimaciones van del 2-4% del PIB si se usa el tipo de cambio oficial.

Pero no perdamos de vista el verdadero problema. Lo anterior es apenas el costo fiscal del subsidio. Mucho más importante que el costo fiscal o financiero es el hecho de que esa cantidad de recursos podrían ser utilizados para dotar hospitales, centros de salud, deportivos, y culturales, escuelas, o para generar puestos de trabajo y bienes públicos, etc. Es decir, el verdadero costo del subsidio es no tener acceso a una mejor educación, salud, sistema de pensiones y de seguridad social; en fin, ser más pobres.

La gasolina en Venezuela no la paga el rico, el de clase media-alta o clase media-media, quien la paga en general (aunque no siempre es el caso) es aquel de clase baja y el pobre.

Para ser más preciso: en nuestro país, la gasolina la paga el pobre que no tiene vehículo; el pobre que no tiene acceso a una mejor educación, salud, sistema de pensiones y seguridad social; todo porque el Estado (el anterior y el actual "revolucionario") subsidia a los pudientes y a quienes tenemos vehículo; pero, peor aún, porque quienes tendrían que protestar en contra de mantener un precio bajo de la gasolina son precisamente quienes primero lo defienden.

En general, el venezolano peca al creer que por vivir en un país petrolero nos merecemos un precio de la gasolina bajo, aún cuando la determinación del precio de la gasolina nada tiene que ver con merecimientos. Pecamos al pensar que el subsidio a la gasolina no lo paga nadie, o al pensar que al sacar del bolsillo de los pobres para meter en el de los pudientes estaremos mejor. ¿Cuántos puestos de trabajo, cuánto más recursos para los hospitales, las escuelas, los centros de asistencia social, cuánto menos tráfico, delincuencia y violencia social tendríamos sin tal subsidio?

Lo más increíble es por qué quienes tendrían que protestar en contra del dañino subsidio (los pobres que no tienen vehículo) prefieren defenderlo. Unos deben pensar que se trata de ignorancia o irracionalidad, al preferir un menor costo del transporte público (evidente) a una mejor educación, salud, y seguridad social (no evidente). Otros pensarán que se trata más bien de preferir beneficiar a los dueños de vehículos a dejar los recursos resultantes de la eliminación del subsidio en manos de administradores corruptos.

Otros pensamos que se trata de una combinación de ambos. Pero, lo que es cierto es que el subsidio es altamente nocivo, fomenta la contaminación, el despilfarro y el derroche, además de la pobreza, la desigualdad social, el tráfico, la delincuencia, la desocupación, el subempleo, el contrabando y el malestar social.

Mi sugerencia: una dolarización gradual (con pago en bolívares) del precio de la gasolina acompañado de un subsidio al transporte público de pasajeros con el fin de redistribuir a favor de los menos pudientes y minimizar el costo político del alza del precio. Lógicamente, el transporte de bienes se encarecería pero tal encarecimiento sería distribuido entre 26 millones de venezolanos, lo cual contrasta con un subsidio que aproximadamente 20 millones de venezolanos pagan por los otros 6 que tienen vehículos. Es decir, hagámoslo como en el resto del mundo: que cada quien pague por su gasolina.

Tomado de El Universal

http://www.angelgarciabanchs.com/

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