25.6.08

La banca apunta a los más pobres

Menos venezolanos guardan sus ahorros bajo el colchón

Fuente: Invertia

La experiencia de Ángel Caballero en la administración de negocios quizás lo haya ayudado a obtener un empleo con Banesco, pero fue su conocimiento sobre los barrios pobres de Caracas lo que más le interesaba al banco.

El ex empleado de la industria siderúrgica administra 1,5 millones de dólares en préstamos a más de 250 clientes en algunos de los sectores más pobres de Caracas, ayudando al banco a incursionar en uno de los mercados de préstamos de más rápido crecimiento de Venezuela.

"Al principio, había algo de desconfianza", dice Caballero, quien fue criado en el barrio popular de los Magallanes de Catia. "Pero ya cuando tienen el crédito aprobado, sienten que se les está tomando en cuenta y son bien responsables a la hora de pagar", agregó.

Enfrentada a una inflación galopante y fuertes regulaciones del Gobierno, la banca busca expandir sus carteras hacia préstamos pequeños con clientes de bajos ingresos, explorando nuevas áreas de negocios.

Los venezolanos ven a los bancos como instituciones que se esfuerzan por mejorar la vida de los ciudadanos, según un sondeo reciente de la firma encuestadora Datanalisis, pese a las amenazas de Chávez de nacionalizar bancos como parte de lo que describe como su revolución socialista.

Aunque todavía no hay estadísticas sobre el crecimiento de estos préstamos, los analistas dicen que permiten expandir la base de clientes de los bancos, al tiempo que ayudan a incorporar al sistema bancario el 60 por ciento de los venezolanos que todavía guarda sus ahorros bajo el colchón.

Con los mercados de préstamos para automóviles y viviendas saturados, los clientes como el fabricante de sandalias Yair Piña se hacen cada vez más atractivos.

Piña usó un préstamo de 325 dólares para comprar materiales para elaborar su producto, como caucho, lo cual le permitió aumentar su producción y cumplir con los pedidos de las tiendas de ropa y calzado en la ciudad.

"Antes teníamos que ir a la banca, ahora la banca tiene que ir a la calle para conseguir clientes", dijo Piña, quien anteriormente conducía un taxi y que ahora fabrica sandalias para mujeres en un taller en el barrio pobre de Altavista.

NUEVOS CLIENTES DE LA BANCA

Estos esfuerzos son parte de una tendencia de bancos en América Latina que buscan captar a millones de clientes de bajos ingresos, tradicionalmente excluidos del sistema bancario.

En México, la cadena Wal-Mart ha creado un banco para atraer trabajadores de bajos recursos y competir así con bancos extranjeros como Citigroup .

A la comunidad bancaria venezolana se le requiere conceder créditos a prestatarios pobres y de la clase media a las mismas tasas de interés.

"Este negocio es una tremenda oportunidad para la banca venezolana", dijo José Grasso, del grupo financiero Softline Consultores.

El Gobierno de Chávez ha ofrecido durante años micropréstamos por cantidades tan bajas como 200 dólares, pero los prestatarios se quejan de que la burocracia frena las aprobaciones de los créditos y estadísticas de Softline muestran que las tasas generales de incumplimientos de pagos en los bancos estatales son cuatro veces mayores que las de los bancos privados.

Los bancos venezolanos, entre ellos Banesco y el Banco de Venezuela han creado divisiones de pequeños préstamos que buscan clientes que puedan hacer frente a sus compromisos en los barrios pobres o en los cerros, a kilómetros de las modernas torres corporativas de la banca.

Estos préstamos permiten a los receptores evitar los préstamos de usureros en los barrios, conocidos como "prestamistas", que prestan dinero de dudosa procedencia a tasas asfixiantes que pueden superar el 200 por ciento anual.

Obtener un préstamo, usualmente involucra la apertura de una cuenta bancaria, con frecuencia la primera del cliente en el banco prestamista. Los bancos también han creado miniagencias en los barrios pobres, donde los clientes pueden hacer los pagos del crédito y depositar su dinero en cuentas personales.

La creciente presencia de los bancos en los barrios populares, donde reside la base de apoyo de Chávez, podría hacer repensar al Gobierno izquierdista sobre sus intenciones de nacionalizar a las instituciones prestamistas, como amenazó con hacerlo en el 2007 durante una ola de nacionalizaciones en los sectores de telecomunicaciones y energía.

Mientras que los bancos se han beneficiado del crecimiento económico de Venezuela, de más de ocho por ciento el año pasado por los altos precios del petróleo, una inflación del 23 por ciento en el 2007 complicó el sistema de préstamos.

Bajo las regulaciones actuales, los bancos no pueden cobrar más del 19 por ciento sobre los préstamos destinados a las manufacturas o más del 14 por ciento a los préstamos para el agro, y deben pagar tasas de al menos un 15 por ciento sobre los ahorros.

También se les requiere dedicar cierta porción de sus carteras a sectores como la pequeña empresa y la agricultura.

Los pequeños préstamos ayudaron a Alfredo Jiménez, de 40 años, quien trabaja en una cooperativa privada de conductores de autobuses, a obtener financiamiento para que los dueños de vehículos puedan comprar nuevas unidades de transporte, lo que llevó a varios miembros de la asociación a abrir cuentas personales en los bancos.

"Antes teníamos que poner nuestro dinero bajo los colchones. Ahora sabemos que es mejor trabajar con un banco", dijo Jiménez.

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