2.4.08

Unos piensan en dólares, otros pagan en bolívares y los pobres sobreviven con algo de sencillo


En el país conviven tres clases sociales y tres monedas distintas

Blanca Vera Azaf/El Nacional

Un petroestado rico los ha alimentado desde que se tiene memoria y su nombre ha cambiado según el quinquenio. Hace nueve, cuando aparecieron como una nueva clase social, se les bautizó con una denominación distinta.

Hicieron su riqueza con las prebendas obtenidas del Gobierno, que los hizo millonarios a través de contratos, créditos, desembolsos e incluso, la especulación financiera, una práctica bastante compleja en la que son expertos. Integran la boliburguesía venezolana: un pequeño sector de la población que -además de exhibir cuantiosos bienes- impulsa el consumo y dispara los precios.

Estos venezolanos sacan sus cuentas en dólares y realizan todas sus transacciones en esta divisa. Aunque sus consumos son en bolívares, les resulta muy económico adquirir bienes y pagar servicios, porque su fuente de ingresos está en moneda extranjera y sus cuentas, fuera del país.

Un segundo segmento se maneja en bolívares fuertes.

Se trata de la clase media asalariada, a la que le cuesta ahorrar, y que a duras penas logra acumular 20.000 dólares. Sobreviven entre cuentas y facturas, y el aumento de los intereses de las tarjetas de crédito, así como el alza de los precios, los ha afectado duro en los últimos tiempos.

Un tercer segmento son los venezolanos más pobres. Están excluidos del sistema financiero y no cuentan con los beneficios que éste brinda. Se manejan con sencillo, y aunque reciben los subsidios que ofrece el Estado a través de la red Mercal o las escuelas bolivarianas, su capacidad de ahorro es nula y sus posibilidades de tener acceso al crédito están supeditadas a un usurero, que les cobra hasta 100% anual en intereses.

A la sombra del poder

El director de Datanálisis, Luis Vicente León, explicó que la clase media boliburguesa es un subgrupo de la clase media enriquecida.

“En un proceso donde ha circulado tanto dinero y hay nuevos ricos que se han hecho millonarios a la sombra del poder. Ellos son contratistas, testaferros y gente que tienen poder por sus relaciones”. Añade que se trata de un concepto histórico en la Venezuela petrolera, donde muchas fortunas se han acumulado gracias a las relaciones con el poder.

Recordó los 12 apóstoles de Carlos Andrés Pérez, que se hicieron ricos a través de contratos para la construcción de obras de infraestructura.

También estaban aquellos que hicieron fortunas por manejar información privilegiada.

En el gobierno de Luis Herrera Campins se publicó una lista de la gente que había comprado dólares unos meses antes del Viernes Negro y del control de cambio de 1983, para someterlas al escarnio. Pero León recuerda que lo que sucedió fue lo contrario: “si no aparecías en esa lista eras un bolsa”.

Acota que la situación tiene que ver con el hecho de que la clase media enriquecida tiene grandes diferencias con los segmentos A y B de la población, es decir, los grandes millonarios, que tienden a ser más conservadores y poco ostentosos.

Por el contrario, la ganancia de esta clase media alta, por llamarla de alguna manera, ha sido súbita. Pero les gusta mostrarla. Si bien la presidencia se ha hecho la vista gorda sobre esta acumulación de fortunas, también se ha escuchado al Presidente criticar el uso de automóviles Hummer o el consumo de whisky 18 años.

Entre quienes integran este nuevo segmento están los llamados cambistas, que han hecho mucho dinero comprando las asignaciones de dólares para viajeros y los cupos de Internet, que venden en el mercado negro, sin que haya un sólo detenido por este delito, o los intermediarios de notas estructuradas -combo de bonos ecuatorianos, brasileños, argentinos y venezolanos- que ha reportado ganancias impensables. La emisión de bonos se hace desde Estado y es apoyada por la banca, que ha hecho negocios multimillonarios.

“Ellos piensan en dólares, ciertamente, y consumen mucho dentro y fuera del país, lo que obviamente tiene una incidencia en los precios locales”, señala León.

En contraste, explica, hay un segmento de la población al que que si bien le ha mejorado su salario mínimo debe utilizar vías de financiamiento, como los sanes, para poder adquirir un producto.

Esta cuota mensual también suele ser utilizada como mecanismo de ahorro, lo que les puede ayudar en una eventual emergencia.

En cuanto a la clase media tradicional, están mejor los que son empleados públicos, pues sus ingresos se han incrementado en más de 195% desde 2005, en contraste con quienes trabajan en la empresa privada, que sólo han visto aumentar sus ingresos 50%.

Pero a esto hay que agregarle que en 2007 este segmento afrontó 23,5% de inflación y en lo que va de año ha tenido que pagar 5,3% más, por los bienes y los servicios. A esto hay que sumar que en las últimas semanas, esa clase social que completa su salario por la vía del crédito -mediante el uso de tarjetas- ha tenido que pagar 4 puntos más en tasas de interés (32%); y es a quienes la integran a los que se les ha recortado el cupo para compras por Internet y sólo tienen derecho a utilizar 5.000 dólares anuales. Eso sí, si logra superar las barreras de Cadivi.

Todas estos segmentos conviven en la misma Venezuela en la que el dólar, el bolívar fuerte y el sencillo marcan las pautas de consumo y de ahorro.

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