11.8.07

Trasnochada postura sobre “ricos” y “pobres”

El ex obispo católico Fernando Lugo, candidato presidencial paraguayo por una coalición opositora, se niega a afiliarse a algún partido político pero ese hecho no le impedirá competir en las elecciones de abril de 2008.

Dos pequeñas agrupaciones políticas, el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Humanista (PH), no quieren dar un “cheque en blanco” a Lugo y, por tanto, le piden que se defina, lo que para ellos significa que “rompa con los ricos y asuma un programa de los pobres, el de lucha histórica de todas las organizaciones”.

En un editorial, el diario ABC digital califica de trasnochada la postura de esos partidos:


Esta izquierda retrasada parece creer que la riqueza es algo así como una cosa que no necesita ser creada, sino que simplemente existe de por sí en cualquier país, y que los ricos son ricos porque en algún momento se apoderaron de ella, dejando a los demás en la pobreza. Pero las realidades de la vida no se acomodan con tal suposición.

La riqueza y la pobreza son realidades insoslayables, pero aun así, de nada fácil definición certera.

Apenas se examina el tema, se advierte que son conceptos muy relativos, pues dependen de la comparación que se haga.

Tenemos así, por ejemplo, países “ricos” y países “pobres”. En un país “rico” la riqueza de las personas se mide en términos muy distintos de los que rigen en los países pobres.

Un “rico” en nuestro país suele no serlo en los países “ricos”. Un paraguayo “pobre” que por razón de su situación local emigra a un país “rico”, a menudo llega allí a una situación que sin convertirlo en “rico” en ese otro país, le hace aparecer “rico” localmente, pues remesa parte de sus ganancias a la familia que dejó aquí.


Sin salir del territorio nacional, un campesino que posee un terreno cultivado de diez hectáreas no puede llamarse “rico”, pero sí es visto como tal por las dos o tres personas que contrata para que le ayuden en su labor.


La familia de un empleado -público o privado- que tiene un sueldo de dos o tres millones de guaraníes, ciertamente no es “rica”, pero sin embargo también se le aparece como tal a la “criadita” que le ayuda a la señora de la casa en las tareas domésticas.


Cuando un partido político habla de “romper con los ricos” y de “asumir un programa de los pobres”, ¿a quiénes se está refiriendo? ¿Dónde está la línea divisoria entre los dos sectores?

Toda sociedad nacional tiene cientos o quizá miles de niveles económicos. ¿Por cuál de ellos pasa la línea que según los marxistas y socialistas de vuelo bajo separa a aquellos con los que debe “romper” un gobernante, de aquellos a los que debe amparar?
Una controversia como la que le piden a Fernando Lugo los partidos antes nombrados es algo que ya se ensayó repetidamente en el mundo contemporáneo y que, en todos los países en que se lo hizo, fracasó totalmente. En ninguna parte produjo mayor bienestar, sino que generalizó la pobreza colectiva.

Esta izquierda retrasada parece creer que la riqueza es algo así como una cosa que no necesita ser creada sino que simplemente existe de por sí en cualquier país, y que los ricos son ricos porque en algún momento se apoderaron de ella, dejando a los demás en la pobreza.


Las realidades de la vida no se acomodan con tal suposición. Por todas partes se encuentran personas que por saber trabajar, saber pensar y saber relacionarse con las demás, ascendieron del nivel económico-social del que provenían, de “pobres” se volvieron “ricos”.

Por todas partes se ven también familias que hace unos años eran consideradas ricas, y hoy en día ya no tienen la empresa, la casa comercial o la estancia que crearon y potenciaron sus abuelos. Para esa caída económica no fue necesario que ningún gobierno “rompiera” con esos “ricos”.


Los gobiernos, no obstante, tienen todos la obligación de procurar el bienestar general de sus naciones, pero esto no incluye “romper con los ricos” ni distribuir coercitivamente la riqueza o acabar con la propiedad privada, sino establecer los requisitos adecuados para acabar con la pobreza: educación, salud, seguridad jurídica y política con espíritu de servicio, en primer lugar. Todas condiciones inexistentes en el país desde hace 60 años.
Esto es lo que debe cambiar.

Fuente:
ABC Digital

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