3.1.07

Venezuela: Todos queremos ser clase media


* Sólo 1,6% de la población encuestada se considera muy pobre y 0,6% se califica de muy rica, cuando la realidad es muy distinta

* Un estudio realizado por la encuestadora Datanálisis para El Nacional revela que 82% de las 800 personas consultadas ve su situación actual como buena, hacia buena o muy buena

Como consecuencia de la tendencia a sentirse de clase media o cercano a la clase media, apenas una ínfima porción admite ser pobre o muy pobre. Lo mismo ocurre con los sectores de mayores recursos, hasta el punto de que apenas 0,6% declara ser rico.

El estudio realizado por la encuestadora Datanálisis para El Nacional revela que 82% de las 800 personas consultadas ve su situación actual como buena, hacia buena o muy buena. Esa es una percepción que abarca, incluso, los estratos socioeconómicos más bajos, donde -en teoría- no llega tanto dinero.

José Antonio Gil Yepes, director de la empresa consultora, tiene su hipótesis sobre esa actitud positiva del venezolano, que en su opinión pende del hilo del ingreso petrolero.

"Esto responde a la situación económica coyuntural. La gente ha tenido acceso a más ingresos; a través de la movilización del gasto publico, aunque sin crear empleos, en el fondo hay liquidez en el país. Pero eso significa un reto muy importante para el Gobierno. Crea un precedente de disponibilidad monetaria, de bienestar, que obliga a mantenerlo. Hoy se está bien porque se tienen 50, pero mañana se quieren 100".

La percepción que tiene la gente sobre su estado socioeconómico deja ver que el país se siente clase media. 43% dice pertenecer a ese grupo; sin embargo, cuando se desagrega por estrato social (variable determinada por condiciones objetivas, como vivienda e ingresos), 125 personas de la clase E se sienten clase media; incluso, 11 encuestados del estrato más bajo creen que son ricos.

"Es muy típico de los sectores bajos considerar que están mejor de lo que realmente están. Los pobres son otros, no ellos. Y esto tiene que ver con las aspiraciones y también con que se han acostumbrado a la pobreza".

Felicidad en la billetera

Muchos se han aventurado a buscar las claves de la felicidad, a hurgar qué sucede en el cerebro cuando la gente se siente feliz, a ponerle termómetros a la alegría: la gente de países con invierno suele ser más seria; el Caribe es alegre. Esos estereotipos podrían tener validez; sin embargo, en este momento, la felicidad y la sensación de bienestar de los venezolanos tiene su origen en la billetera.

Gil Yepes destaca que tal situación podría contrastarse con un dato duro como que el principal problema del país es la delincuencia -asociada a la necesidad de las personas-, seguido del desempleo y del bajo poder adquisitivo, relacionados entre sí.

Sobre los sentimientos de los venezolanos, señala que ha habido un revés con respecto a 2002. Cuatro años atrás, cuando había un porcentaje mayoritario vinculado con la oposición y el país estaba centrado en sacar al presidente Chávez, las sensaciones era de tristeza, inseguridad y desconfianza.

En 2006 la mayoría se siente alegre, tranquilo y confiado. Aunque, como dato curioso, solo 1% de la muestra se identifica con un sentimiento de claridad, dato que
Gil Yepes atribuye a la incertidumbre sobre el modelo económico y político que vendrá: el socialismo del siglo XXI.

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